EL SENTIMIENTO DE AMOR NACE DEL CORAJE.
de Hugo Finkelstein,
No hay cosa alguna que un hombre no pueda hacer,
si la mujer amada lo mira.
Por una mujer que se arriesga por un hombre, se puede hacer cualquier cosa.
Quien se juega, se deposita a pleno en el paño de la vida. Es alguien que despierta aliados.
Quien construye sobre el hormigón de una promesa, hace real un sueño y al día siguiente no se plantea si debe sostener la voluntad de la víspera porque hoy está haciendo el nuevo día.
Quién no mezquina palabras de amor “por si acaso”.
Quién da sin que le tiemble la mano por un “no vaya a ser”.
Quién se anima a hablar de eternidad sin preguntarse “¿y si no?”.
Quien abre su corazón así, está loco, irremediablemente loco, gracias a Dios.
Del coraje sobre la inercia, del combate sobre la huida.
Es la vida para valientes, no apta para cobardes.
De los que creen, no de los escépticos. De los que luchan, no de los que abandonan.
De fuertes, no de débiles.
“¿Y si mañana?” no es una pregunta que esté en el lenguaje de los iluminados por la dicha, sino de inversionistas.
Hay quienes sueñan pesadillas y quienes las ejecutan.
Quienes sueñan paraísos y quienes los comparten.
¿Quién imagina un mundo mejor, sino un loco?
¿Quién se monta sobre el miedo y hace, sino un loco?
¿Quién multiplica las ganas?
De todas las locuras, la del amor es la única digna y la llamo “locura” sólo
para calmar a los envidiosos, callar a los frustrados y alejar los descontentos.
Hugo finkelstein
si la mujer amada lo mira.
Por una mujer que se arriesga por un hombre, se puede hacer cualquier cosa.
Quien se juega, se deposita a pleno en el paño de la vida. Es alguien que despierta aliados.
Quien construye sobre el hormigón de una promesa, hace real un sueño y al día siguiente no se plantea si debe sostener la voluntad de la víspera porque hoy está haciendo el nuevo día.
Quién no mezquina palabras de amor “por si acaso”.
Quién da sin que le tiemble la mano por un “no vaya a ser”.
Quién se anima a hablar de eternidad sin preguntarse “¿y si no?”.
Quien abre su corazón así, está loco, irremediablemente loco, gracias a Dios.
Del coraje sobre la inercia, del combate sobre la huida.
Es la vida para valientes, no apta para cobardes.
De los que creen, no de los escépticos. De los que luchan, no de los que abandonan.
De fuertes, no de débiles.
“¿Y si mañana?” no es una pregunta que esté en el lenguaje de los iluminados por la dicha, sino de inversionistas.
Hay quienes sueñan pesadillas y quienes las ejecutan.
Quienes sueñan paraísos y quienes los comparten.
¿Quién imagina un mundo mejor, sino un loco?
¿Quién se monta sobre el miedo y hace, sino un loco?
¿Quién multiplica las ganas?
De todas las locuras, la del amor es la única digna y la llamo “locura” sólo
para calmar a los envidiosos, callar a los frustrados y alejar los descontentos.
Hugo finkelstein
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